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El auge de las fórmulas irresponsables en redes sociales

Foto del escritor: Santa Cruz Nuestro LugarSanta Cruz Nuestro Lugar

Últimamente, cada vez que abren sus redes sociales, ¿no les parece que hay mucha gente especialista en todo? Bueno, eso es porque en la era digital, los influencers han alcanzado un impacto masivo, convirtiéndose en referentes para millones de personas.

Sin embargo, su influencia desmedida ha abierto la puerta a la difusión de consejos y soluciones que, lejos de aportar beneficios reales, pueden generar graves consecuencias en diferentes aspectos de la vida.


Uno de los ámbitos más afectados es el de la salud, donde proliferan recomendaciones sin sustento científico. Desde planes alimenticios extremos, como dietas basadas en jugos o ayunos prolongados sin supervisión médica, hasta la promoción de suplementos milagrosos que prometen resultados asombrosos, estas propuestas suelen ignorar los riesgos asociados.


En cuanto a la salud mental, es preocupante la trivialización de problemas graves como la ansiedad o la depresión. Influencers promueven la idea de que basta con “pensar en positivo” para superar cualquier adversidad, mientras otros recurren al uso de cristales, aceites esenciales o terapias alternativas sin base científica como solución a trastornos psicológicos.


El ámbito educativo tampoco se salva de estas tendencias irresponsables. Los cursos que aseguran aprender un idioma, dominar una habilidad o alcanzar el éxito profesional en días son ejemplos recurrentes. También abundan libros y seminarios que ofrecen “fórmulas” para hacerse millonario basadas únicamente en historias personales.


Por otro lado, algunos influencers desacreditan la educación formal, fomentando la creencia de que no es necesaria para triunfar, mientras promueven pseudociencias o técnicas que prometen mejorar la creatividad o la concentración sin fundamentos reales.


En el área financiera, también se multiplican los esquemas que invitan a ganar dinero fácil mediante métodos dudosos. Esquemas piramidales y promesas de éxito invirtiendo en criptomonedas o mercados de valores sin conocimiento previo son moneda corriente.


Asimismo se ven consejos extremos de ahorro que no consideran las necesidades básicas de las personas, y cursos de finanzas personales que, pese a ser costosos, repiten conceptos básicos sin ofrecer herramientas útiles.


Las dinámicas personales y familiares también están siendo abordadas de manera irresponsable. Se ofrecen consejos generalizados para resolver conflictos de pareja o criar hijos, sin tomar en cuenta las particularidades de cada caso. Además, se romantizan comportamientos tóxicos, como el control o la manipulación, presentándolos como signos de amor genuino.


En el caso de la crianza, se ofrecen recetas rígidas para educar niños “perfectos”, que desestiman las diferencias individuales y contextuales.


El estilo de vida promovido en redes sociales suele estar plagado de idealizaciones. Desde rituales para atraer riqueza o amor hasta la idea de que viajar por el mundo es la solución universal, estas propuestas simplifican en exceso realidades complejas.


Narrativas como el minimalismo extremo o el éxito sin esfuerzo alimentan una visión distorsionada de lo que implica alcanzar metas personales, generando frustración cuando los resultados no coinciden con lo prometido.


El esoterismo y las corrientes New Age han encontrado un terreno fértil en las redes sociales. Se popularizan prácticas como la astrología, la lectura de cartas o rituales energéticos para resolver problemas económicos, amorosos o de salud, muchas veces acompañadas de la venta de objetos como amuletos o velas "mágicas".


Además, la difusión de conceptos como las “energías cuánticas” o el “despertar espiritual” promete soluciones abstractas a problemas concretos, dejando de lado enfoques racionales o científicos. Este tipo de contenidos no solo desinforma, sino que en ocasiones genera dependencia hacia figuras que actúan como guías espirituales sin preparación ni ética profesional.


En el mundo de la belleza, podemos ver la oferta de tratamientos caseros con ingredientes abrasivos como limón o bicarbonato, recomendados sin advertir los daños potenciales. Productos que aseguran eliminar manchas, arrugas o celulitis en pocos días son otro ejemplo de promesas engañosas.


También es preocupante la promoción de remedios naturales para enfermedades graves, fomentando un rechazo a la medicina tradicional que puede tener consecuencias irreversibles.


La difusión masiva de estas fórmulas irresponsables pone de manifiesto la necesidad urgente de regulación en el contenido que circula en redes sociales. Sobre el final de esta columna, es saludable acotar que el propósito de este humilde redactor apunta a fomentar el pensamiento crítico en los usuarios para discernir entre información confiable y engañosa. Áreas como la salud, las finanzas o las relaciones humanas no pueden reducirse a recetas mágicas; requieren de profesionales calificados y enfoques responsables para ser abordadas de manera efectiva y ética.

Por @_fernandocabrera

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