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"Hijos de la mierda desmantelan homenaje a Bayer en Río Gallegos"

  • Foto del escritor: Santa Cruz Nuestro Lugar
    Santa Cruz Nuestro Lugar
  • 25 mar
  • 2 Min. de lectura

El gobierno nacional sigue con su raid de demolición de la memoria colectiva, arrasando con todo lo que no encaje en su relato. Ahora le tocó al monumento a Osvaldo Bayer en la entrada de Río Gallegos, desmontado por Vialidad Nacional con una impunidad que huele a provocación y negacionismo. No es un hecho aislado, sino una pieza más en el engranaje de un proyecto que busca borrar símbolos incómodos y reescribir la historia a su antojo.

Bayer no fue solo un historiador. Se plantó contra las injusticias, rescató las luchas obreras de la Patagonia y expuso, con nombres y apellidos, la brutalidad de los fusilamientos de 1921. Su compromiso con los derechos humanos lo convirtió en una referencia ineludible para quienes creen en la verdad y la justicia. Que lo borren del mapa un día después del 24 de marzo no es casualidad: es una declaración de principios del gobierno de Javier Milei, que ni se molesta en disimular su desprecio por las políticas de derechos humanos. Si lo que buscan es imponer una nueva narrativa histórica, está claro que la memoria de la Patagonia les resulta un obstáculo.


El borrado de símbolos no es nuevo en Argentina, pero lo que estamos viendo ahora es distinto. No se trata solo de un cambio estético, sino de una ofensiva sistemática contra todo lo que represente memoria, lucha y derechos. Estos hijos de la mierda (y perdone el querido lector de "Santa Cruz nuestro lugar" mi repentino y furibundo uso del español castizo) no buscan simplemente sacar un monumento, sino deslegitimar la causa que representa. Por eso, no sorprende que los ataques a la historia vengan acompañados de una constante reivindicación de los sectores que siempre la escribieron desde el poder.


Además, la ubicación del homenaje no era un detalle menor. Estaba en la entrada de la ciudad, lo primero que veía cualquiera que llegaba, un recordatorio de que Río Gallegos tiene identidad y una historia de lucha. Sacarlo no es solo borrar una escultura, es pretender arrancar de raíz el sentido que tenía para la comunidad. Y en esa intención se revela lo más preocupante de esta política de arrasamiento: no buscan únicamente destruir, sino vaciar de significado lo que queda en pie.


Y ojo, porque estas prácticas tienen antecedentes pesados. El nazismo eliminaba monumentos, prohibía libros y destruía símbolos para imponer su versión del pasado. No se trata de una comparación gratuita, sino de una advertencia. Las democracias modernas entienden que la memoria no se borra por decreto, pero este gobierno parece convencido de que con una grúa y un par de operarios puede hacernos olvidar nuestra historia.


Ante semejante atropello, el gobierno provincial debe reaccionar. Al menos desde el área de Cultura, algún comunicado deberían emitir. No es una cuestión partidaria, sino una responsabilidad histórica. Si desde la Nación insisten en borrar la memoria, el desafío es sostenerla con más fuerza. Lo que desaparece del espacio público puede irse físicamente, pero la conciencia del pueblo santacruceño no se derrumba con vandalismo institucional.

Por @_fernandocabrera

 
 
 

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