Las bandas desconocidas de Spinetta
- Santa Cruz Nuestro Lugar
- 23 ene
- 2 Min. de lectura
El 23 de enero, Argentina celebra el Día del Músico en homenaje a Luis Alberto Spinetta, una de las figuras más icónicas del rock nacional. Más allá de su legado con Almendra, Pescado Rabioso e Invisible, existen proyectos menos conocidos que revelan facetas inéditas de su genialidad.

A comienzos de los setenta, el "Flaco" atravesaba un momento de crisis personal y artística. Marcado por su ruptura con Cristina Bustamante y un entorno de excesos, encontró refugio en círculos bohemios junto a figuras como Pappo Napolitano, emblema del blues pesado y enemigo declarado de los cánones comerciales. Este nuevo ámbito contrastaba con el éxito masivo que le ofrecía RCA a través de Almendra, el cual Spinetta rechazó para priorizar una música más genuina.
En esta etapa, Spinetta y Pappo formaron "Agresivos", un trío que completaba Héctor "Pomo" Lorenzo en la batería. Con Spinetta en el bajo, la banda ofreció actuaciones solidarias en contextos marginales como la Villa Miseria de Retiro, explorando un sonido visceral y rebelde que difería del estilo más elaborado de sus proyectos principales.
Otra banda olvidada es "Tórax", en la que Spinetta intentó trabajar junto a músicos provenientes de la legendaria agrupación "El Huevo". Aunque estos proyectos no dejaron grabaciones oficiales, son un testimonio del espíritu innovador y la búsqueda incansable de nuevas formas de expresión que definieron la carrera del artista.
Estos episodios poco difundidos evidencian el lado más experimental y contracultural del "Flaco", cuyo legado sigue siendo fuente de inspiración para las generaciones actuales.
Como cierre de esta humilde columna, vale la pena recordarle al lector de "Santa Cruz nuestro lugar" que en octubre de 1981, con 31 años, “El Flaco” pisó por primera vez el escenario del Club Hispano Americano de nuestra ciudad capital, llevando su música al sur profundo del país. A pesar de la modesta convocatoria, que no superó el centenar de asistentes, su presentación dejó una huella en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de presenciarlo.
El recital, previsto para las 19:00, se retrasó media hora, y la tensión entre el artista y el público se hizo evidente. Spinetta, que para entonces ya había disuelto sus grandes bandas y daba sus primeros pasos como solista, quería interpretar su material nuevo. Sin embargo, los asistentes insistieron en escuchar los clásicos como Muchacha Ojos de Papel y temas de Pescado Rabioso. A regañadientes, accedió a tocar algunas de esas canciones, pero no sin antes bromear: “Che, paren que no soy Perón”, en respuesta a los gritos y pedidos incesantes de los presentes.
Aunque acostumbrado a llenar estadios en ciudades más grandes, en Río Gallegos enfrentó un público reducido pero apasionado. En los ochenta, la escena musical local no contaba con grandes recitales, y las visitas de artistas de renombre eran raras, lo que hacía de cada evento un acontecimiento especial.
Ese concierto, marcado por la intimidad y la conexión emocional, demostró que la obra de Spinetta, compleja y profunda, podía resonar incluso en los rincones más remotos del país. Más de cuatro décadas después, el recuerdo de aquella noche sigue siendo no solo un testimonio artístico, sino también una hermosa excusa para saludar a nuestros músicos en su día.
Por @_fernandocabrera
Comments