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Todo mal: el Banco Santa Cruz comenzó a dar préstamos para financiar aguinaldos

  • Foto del escritor: Santa Cruz Nuestro Lugar
    Santa Cruz Nuestro Lugar
  • 29 jun
  • 2 Min. de lectura

Que un banco saque una línea de crédito para que los empleadores puedan pagar el aguinaldo no es una noticia más: es una colonoscopía sin anestesia del país que estamos habitando. El Banco Santa Cruz lo presentó como una ayuda al sector privado, pero en el fondo es una señal de alarma. Si hasta el medio aguinaldo hay que garparlo en cuotas, es porque el modelo económico está pidiendo la extremaunción.

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Durante décadas, el aguinaldo fue una especie de salvavidas previsible: una entrada extra para ponerse al día, cubrir deudas o al menos respirar un poco. Hoy, para muchas pymes y comercios, es un quilombo que no pueden afrontar sin pedir plata prestada. No se trata de mala administración: se trata de un sistema que no da para más.


La propuesta del Banco Santa Cruz —disponible hasta el 31 de julio— llega en medio de una economía que hace agua por todos lados. Las ventas están planchadas, los impuestos te rompen el lomo, los costos suben en dólares y las tarifas no paran de ajustarse. Según el INDEC, el PBI cayó 5,1% en el primer trimestre del 2025. El consumo privado se vino abajo un 6,7% y la construcción directamente se derrumbó más del 30%. Un bajón total.


En ese escenario, lo que antes salía de la caja chica ahora se tiene que pedir al banco. Ya no hay resto, no hay colchón, no hay red. Las pymes —que son las que bancan la parada del laburo formal en Argentina— están al borde del nocaut, haciendo equilibrio en la cornisa. Endeudarse para pagar sueldos no es una jugada estratégica: es un manotazo de desesperado.


Y no es que esté mal que el banco ponga esta opción sobre la mesa. El problema es lo que deja a la vista: una economía tan frágil que no puede ni con lo mínimo. Si hay que sacar un préstamo para cumplir con el aguinaldo, no es el comerciante el que está en falta: es el sistema el que está roto.


Esto no es incentivo, ni desarrollo, ni crecimiento. Es pura supervivencia. Es como pedir fiado para comprar velas… en medio de un corte programado de servicios públicos. Es una solución parche, que llega tarde y no resuelve el fondo del asunto.


Mientras tanto, el Estado nacional sigue apretando con el ajuste, mirando la película desde la platea como si no fuera protagonista. Aflojan con la obra pública, liberan precios, achican presupuestos, y esperan que el mercado haga magia. Pero la única magia que hay es la del ilusionismo: nos quieren hacer creer que vamos bien mientras la gente no llega ni a la mitad del mes.


Que hoy tengamos que financiar el aguinaldo dice todo. Habla de un país donde lo extraordinario se volvió rutina, y donde cada decisión económica parece escrita por un guionista con ganas de vernos arder. Pero esto no es una novela: es la realidad. Y para millones, es un drama diario que ya dejó de dar para el chiste.

Por @_fernandocabrera

 
 
 

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