Vidal y "La metamorfosis de Santa Cruz"
- Santa Cruz Nuestro Lugar
- 27 feb
- 3 Min. de lectura
¿Qué lector de Santa Cruz nuestro lugar no ha leído en el secundario "La metamorfosis" de Franz Kafka? Y ¿qué lector no se estará preguntando ahora qué carajos tiene que ver esa obra cumbre de la literatura universal con lo que nos ocurre hoy a los argentinos y en especial a los santacruceños en los ámbitos de la pesca, YCRT, la UOCRA, y la docencia?

Bueno, la transformación de Gregorio Samsa (el protagonista de esta novela) es un reflejo brutal de la alienación y la pérdida de identidad que puede sufrir un trabajador cuando su rol dentro de la familia y la sociedad cambia drásticamente a la de desempleado. Samsa, antes sostén económico de su hogar, se despierta una mañana convertido en un insecto repulsivo, incapaz de comunicarse, de trabajar y, lo que es peor, de ser útil. Lo primero que lo atormenta no es su nueva condición física, sino el miedo a lo que su jefe pensará de su ausencia. Ese temor profundo a perder su lugar en la estructura laboral y familiar es una angustia que en Santa Cruz muchos trabajadores viven en carne propia.
Gregor Samsa era un vendedor que viajaba constantemente para hacer procesos de venta y promocionar productos. Su transformación en cucaracha gigante ocurre de la nada, sin una explicación aparente. Lo impactante no es solo su metamorfosis física, sino el cambio en la dinámica de su familia tras perder su capacidad de proveer. Su padre, madre y hermana dependen de él económicamente, y cuando deja de ser útil, la tensión crece en el hogar. Inicialmente intentan adaptarse a su nueva condición, pero con el tiempo la convivencia se hace insostenible. Samsa ya no come comida normal, no puede comunicarse con ellos y solo emite ruidos incomprensibles. Su presencia genera incomodidad, hasta el punto en que la familia decide rentar un cuarto de la casa para compensar la falta de ingresos.
El relato también plantea preguntas sobre la justicia y el absurdo de la existencia. No hay un motivo claro por el que Samsa sufre su metamorfosis, del mismo modo que muchas tragedias humanas carecen de explicación racional. Nos enfrentamos al sinsentido de la vida, a enfermedades, accidentes o, en este caso, a la pérdida repentina del empleo y el rechazo social. La indiferencia de la familia crece hasta el punto en que deciden que su única opción es continuar sin él. Samsa se aísla, deja de comer y finalmente muere, liberando a su familia de la carga que representaba.
Esa transformación impuesta desde afuera encuentra ecos en la realidad de los trabajadores en Santa Cruz. No porque hayan cambiado su esencia o perdido sus capacidades, sino porque un gobierno les ha arrebatado el empleo, dejándolos en un limbo de incertidumbre. Un Estado provincial genuflexo ante el poder nacional está convirtiendo a su comunidad trabajadora en insectos: los degrada, los reduce a seres prescindibles y los obliga a deambular sin rumbo, cargando con el peso de una exclusión que no eligieron. La gestión de Claudio Vidal, en su afán de desmantelar fuentes de trabajo, los ha transformado en parias dentro de su propio hogar, en una carga incómoda para quienes antes dependían de su esfuerzo. Como Gregorio Samsa, el trabajador santacruceño despierta cada día con la esperanza de que su situación sea un mal sueño, pero la realidad lo golpea con la crudeza de la exclusión.
A diferencia del personaje de Kafka, en este caso la metamorfosis puede ser el inicio de una resistencia, porque la verdadera transformación no es la del trabajador que pierde su empleo, sino la de un Estado que revela su falta de compromiso con quienes sostienen la economía real.
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