24 de julio: Día Internacional del Sado Masoquismo
- Santa Cruz Nuestro Lugar

- 24 jul
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Hoy no es un día cualquiera, loco. Es 24/7, y eso quiere decir que es el Día Internacional del BDSM (BD = Bondage & Disciplina; DS = Dominación & Sumisión; SM = Sadismo & Masoquismo), esa volada sexual donde hay látigo, sumisión, cuero, consentimiento y gente que se calienta con el poder. Y si te ponés a pensar, no hay metáfora más afilada pa’ explicar lo que está pasando en Argentina con Milei. El loco gobierna como un dom sádico con la motosierra en mano, y gran parte del pueblo, masoquista hasta la médula, le agradece cada latigazo con una sonrisa y un “dale, más fuerte, papi”.

La cosa es así: en el BDSM posta, todo es con consentimiento, con palabra segura y reglas claras. Pero en esta versión criolla del sadomasoquismo político, el contrato es trucho, tramposo, dibujado con chantaje económico y manipulación emocional. Milei no seduce, te doma. Te hace amar la pobreza como si fuera mérito. Y muchos, boludo, muchos le compran ese humo.
El goce de ser cagado a palos
En serio, ¿cuánto odio a uno mismo hay que tener pa’ bancarse que te digan que si pasás hambre es por culpa tuya? Que si el dólar explota, es porque vos no entendiste el mercado. Que si te cortan el laburo, es porque sos un parásito. Es como esas relaciones tóxicas donde el otro te caga a palos y vos decís “es que lo hace porque me ama”.
La motosierra no es solo un símbolo, es su falo político. Milei la blande como quien lleva un látigo de cuero. No decreta: azota. No gestiona: castiga. No discute: grita como un mono en éxtasis. Y el pueblo, lleno de traumas y abandono, reacciona como quien quiere ser querido por el patrón aunque lo esté haciendo mierda.
La escena del castigo
Todo es una puesta en escena, loco. Milei no hace política, hace show BDSM pero sin el consentimiento de nadie. Se para como el amo, se pone la capa de “León” y te promete libertad a cambio de servidumbre. Te revolea el “sacrificio” como si fuera un afrodisíaco. Y vos, sin pega, sin obra social, sin un mango, decís: “Y bueno, si hay que aguantar...”.
Es la lógica del campo de concentración neoliberal: el que sobrevive es el más fuerte. El que llora es zurdo. El que se queja, es “llorón del sistema”. Todo lo que antes era empatía ahora es debilidad. Te quieren seco, callado y agradecido. Como buen sumiso.
El sur también goza... o se deja gozar
Y en el sur, loco, esta lógica pega fuerte. En Río Gallegos, en Punta Arenas, en Temuco... hay una cultura del aguante que se confunde con el masoquismo. “Nos bancamos todo”, decimos. Pero ¿hasta cuándo, compa? ¿Hasta que no quede nada de nosotros? ¿Hasta que no haya más hospitales, ni laburo, ni dignidad?
Nos educaron pa’ chuparnos el dolor. Pa’ comernos la mierda con garbo. Y Milei lo sabe. Lo explota. Se mete en esa herida y la lame como quien goza con el sufrimiento ajeno. Es un dom torcido, que no te cuida. Te usa. Y te deja sangrando.
¿Hay salida? ¿Dónde está la palabra segura?
En el BDSM real, si decís “stop”, el juego para. Pero acá no hay palabra segura. No hay freno. No hay escape. Solo hay un presidente que se cree dios, un pueblo arrodillado, y una república que se está convirtiendo en mazmorra.
Y lo más heavy es que muchos, en vez de buscar la llave, piden más cadenas.
Por @_fernandocabrera




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