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Anoche, mientras los argentinos dormíamos

  • Foto del escritor: Santa Cruz Nuestro Lugar
    Santa Cruz Nuestro Lugar
  • 18 jun
  • 2 Min. de lectura

Mientras vos apagabas la luz, dejabas el celu en la mesa de noche y te entregabas al sueño con la persiana a medio cerrar, en otro lado del mundo explotaba el infierno o, más bien, otra guerra mundial.

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Y no en sentido metafórico: bombas cayendo sobre Teherán, misiles cruzando los cielos de Medio Oriente como fuegos artificiales macabros, civiles corriendo, hospitales colapsando. Israel atacó de frente y sin anestesia, e Irán respondió con todo lo que tenía a mano.


¿Y nosotros en Río Gallegos? Dormíamos.

Los noticieros argentinos, con suerte, pusieron una placa roja sin saber bien qué decir. Y mientras tanto, en Washington, Trump —sí, Trump otra vez presidente, no es joda— afilaba el discurso más belicista que se haya escuchado desde la Guerra del Golfo. No sólo mandó un segundo portaaviones a la zona, sino que empezó a hablar de "rendición incondicional", como si estuviésemos en plena Segunda Guerra Mundial.


Pero no te confundás, esto no es una guerra entre países lejanos nomás. Esto nos roza. Porque cuando el petróleo se dispare, cuando los barcos empiecen a evitar el estrecho de Ormuz, cuando las bolsas tiemblen y el dólar se suba al cohete, ahí vas a sentir el coletazo en la góndola del súper. Porque el mundo está atado con piolines, y esos piolines hoy están prendidos fuego.


Israel logró una supremacía aérea casi total sobre Teherán. O sea: puede bombardear lo que quiera, cuando se le cante las pelotas. Y lo está haciendo. No se trata sólo de destruir misiles, sino de borrar del mapa las instalaciones nucleares de Irán. O al menos intentarlo. Porque lo que no vuela por los aires, queda en la sombra, cultivando resentimiento, rabia y —quizás— uranio enriquecido.


Y mientras la sangre salpica las fronteras y los escombros se acumulan, la diplomacia brilla por su ausencia. Ni la ONU ni Europa ni nadie parece tener la autoridad (ni los cojones) para frenar esta escalada.


Anoche, mientras los argentinos dormíamos, Estados Unidos se paró al borde del abismo. Con una mano sosteniendo a Israel, y con la otra tanteando el botón rojo que nadie quiere mencionar. El conflicto ya no es sólo regional: está a un empujón de convertirse en una guerra global por cuotas, por intereses cruzados, por alianzas que se arrastran desde la Guerra Fría.


Y vos dirás: "¿Pero qué tiene que ver todo esto con nosotros?". Y yo te digo: todo. Porque vivimos en un mundo interconectado hasta los tuétanos, donde un bombardeo en Irán puede significar menos gasoil para los colectivos, más inflación para tu bolsillo y más excusas para los que gobiernan mal pero culpan al contexto internacional.


Anoche, mientras los argentinos dormíamos, el mundo cambió de eje otra vez. Y no sé si cuando despertemos vamos a reconocerlo.


Dale, despertate, lector de "Santa Cruz nuestro lugar". Porque esto recién empieza.

Por @_fernandocabrera

 
 
 

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