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Catalina Ness de Parisi, la guardiana de la lengua tehuelche

  • Foto del escritor: Santa Cruz Nuestro Lugar
    Santa Cruz Nuestro Lugar
  • 1 may
  • 3 Min. de lectura

La lengua no es un simple vehículo de comunicación neutra, sino una construcción histórica y política que conserva las huellas de los procesos sociales que la moldearon. Su morfología y sintaxis responden a contextos culturales específicos y actúan como un archivo viviente donde se inscriben conquistas, resistencias y fusiones entre pueblos.

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El mestizaje lingüístico —como el ocurrido tras el encuentro entre Europa y América en el siglo XV— no solo produjo préstamos léxicos, sino también impuso formas de nombrar y comprender el mundo. Aunque muchas lenguas originarias fueron desplazadas por las imperiales, otras resistieron o sobrevivieron en estructuras del lenguaje dominante, dejando marcas en giros populares, refranes y el habla cotidiana.


En este sentido, un ejemplo que viene a cuento es el tehuelche o aonek’o a’jen aferrado a la memoria de los pocos hablantes que sobreviven en Santa Cruz. Aunque en franca retracción, esta lengua de la familia Chon (grupo de lenguas indígenas americanas habladas en la Tierra del Fuego y la Patagonia que incluye las lenguas selk'nam /ona/, haush y tehuelche) guarda, en sus estructuras más íntimas, una marca inconfundible del contacto con el español: el uso del reportativo ke, equivalente al “dicen que” de nuestra lengua.


Al respecto, en el IV Congreso Internacional de Letras llevado a cabo en Buenos Aires en 2010, las investigadoras Marta Elena Costa y Ana Fernández Garay presentaron un trabajo que indaga justamente esta influencia. Las autoras exploran cómo este pequeño marcador lingüístico —el ke— revela una gran historia de interacción, desplazamientos y mestizaje cultural en la región sur del país. En su exposición, mencionaron como antecedente clave un texto recogido por la narradora tehuelche Catalina Ness de Parisi, cuyo aporte resultó fundamental para la identificación del uso narrativo del ke en la tradición oral tehuelche.


El ke tehuelche es un mediativo que aparece con frecuencia en narraciones orales. Indica que el hablante no fue testigo directo del hecho que relata, sino que lo escuchó de otros. Su uso, sin embargo, no es exclusivo de los tehuelches. Las formas “dicen que”, “dice que” e incluso el simple “que”, aparecen profusamente en cuentos populares recogidos en Buenos Aires, Chubut, La Pampa, Neuquén y Santa Cruz, como lo documenta la célebre recopiladora Berta Vidal de Battini. En estos relatos —orales, colectivos y muchas veces anónimos— el “dicen que” se transforma en una fórmula narrativa legitimadora del relato, incluso cuando el narrador no se compromete con la veracidad de lo dicho.


Uno de los ejemplos más significativos proviene justamente de Catalina Ness de Parisi, narradora tehuelche, bilingüe, oriunda de la Reserva Camusu Aike, quien es considerada entre los ancianos de su pueblo como una de las guardianas más fieles de las tradiciones y la lengua ancestral. En 1959, en Río Gallegos, narró una historia titulada El león y la paisana, donde el uso de “dice que” se repite a lo largo del relato con una naturalidad que evidencia la integración profunda del reportativo en la forma de narrar. “Dice que el león le tenía carne cruda”, “dice que él le fue a buscar”, “dice que ella le dejó los chicos”, relata Catalina, entretejiendo español y cosmovisión tehuelche.


La voz de Catalina no es una excepción: en otras leyendas transmitidas por integrantes del pueblo tehuelche, como La piedra del cielo y La piedra santa del Chubut, el “dice que” aparece reiteradamente, operando como fórmula narrativa. Este recurso no solo indica la fuente del conocimiento —la tradición oral de los abuelos de los abuelos— sino que también vincula las historias locales con un modo de contar compartido por criollos, mapuches, onas y otros pueblos de la Patagonia.


El estudio, apoyado en el análisis de corpus bilingües y textos recogidos entre mediados del siglo XX y la actualidad, refuerza la hipótesis de que el ke es un préstamo del español. Pero observe el lector de Santa Cruz nuestro lugar que, más allá del interés filológico, el hallazgo refleja un fenómeno más amplio: el mestizaje lingüístico y cultural como respuesta a siglos de contacto, desplazamiento y resistencia.


La lengua tehuelche se encuentra hoy en una situación crítica. Con apenas una veintena de hablantes más o menos fluidos hacia finales del siglo XX, y solo menos de tres o cuatro personas que aún la hablan en la actualidad, cada palabra registrada se convierte en un acto de preservación y memoria.


Porque en ese ke, pequeño pero poderoso, habita no solo una evidencia del contacto hispano-indígena, sino también una forma de contar el mundo, de transmitir la historia y de resistir al olvido.


Al cierre de esta columna, es la ambición de este humilde cronista que el lector de "Santa Cruz nuestro lugar" comprenda la importancia de la labor de Catalina Ness de Parisi quien al preservar mediante la oralidad una lengua, preservó la historia de la humanidad.

Por @_fernandocabrera

 
 
 

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