Cuento chino para Santa Cruz
- Santa Cruz Nuestro Lugar
- 13 abr
- 4 Min. de lectura
La reciente devaluación de más del 30% del peso argentino en un solo día —resultado directo del nuevo acuerdo con el FMI y la liberación parcial del cepo— impacta de lleno en la economía nacional, pero también reconfigura el escenario local en Santa Cruz.

En particular, pone en tela de juicio la viabilidad y el verdadero beneficio de las inversiones chinas que el gobernador Claudio Vidal presentó como un hito de su gestión.
En las últimas semanas, Vidal fortaleció los vínculos con autoridades de Fuzhou, capital de la provincia china de Fujian, en un acto celebrado en la Casa de Santa Cruz en Buenos Aires. Allí, rodeado de ministros, funcionarios y empresarios, anunció la firma de convenios bilaterales con firmas como Sinoma Overseas Argentina, Antarctic Fishing, Hexan y Shikerei/Secure. Desde donaciones de equipamiento médico hasta acuerdos para cadenas de suministro de vehículos de nueva energía, todo fue presentado como parte de una “alianza estratégica” que —en palabras del propio gobernador— representa el fruto de “seis o siete meses de trabajo intenso desde su viaje a China”.
Ahora bien: ¿qué pasa con todo ese andamiaje en el nuevo contexto post-devaluación?
Las inversiones extranjeras no se evalúan solo en función del entusiasmo político, sino en función de condiciones concretas. Y la devaluación masiva del peso trastoca por completo esas condiciones. Si bien puede parecer que facilita el ingreso de capital extranjero —ya que abarata costos en dólares y hace atractiva la adquisición de activos locales—, lo cierto es que también introduce una fuerte inestabilidad macroeconómica, inflación e incertidumbre jurídica.
Las empresas chinas que firmaron acuerdos con Santa Cruz probablemente estén hoy reevaluando sus planes: ¿cuál será el tipo de cambio real con el que se moverán los contratos? ¿Qué garantías puede ofrecer un Estado nacional atado de manos por el FMI y una provincia cuya moneda se deprecia por hora? ¿Qué margen de maniobra le queda a Vidal para exigir condiciones favorables o asegurar que los beneficios no se concentren únicamente del lado chino?
Además, los acuerdos firmados aún son preacuerdos o cartas de intención. Ninguno de ellos implica un desembolso inmediato, ni están blindados ante los vaivenes financieros y políticos. En un escenario donde el peso pierde valor a un ritmo acelerado y el poder adquisitivo interno se derrumba, los proyectos vinculados al mercado local quedan comprometidos.
Más aún, la licuación del valor de los recursos naturales y la desesperación fiscal de las provincias podrían llevar a ceder soberanía productiva bajo el disfraz de “cooperación”. Lo que fue presentado por Vidal como una apuesta al desarrollo productivo puede terminar en una entrega apurada y desigual, donde las reglas las pone el capital extranjero y no el pueblo santacruceño.
Por eso, el interrogante es claro: ¿podrá Santa Cruz sostener su proyecto productivo en un país que se ofrece al capital global con cartel de remate? ¿O el resultado de la “hermandad con Fuzhou” será, como ha pasado tantas veces en nuestra historia, un camino de saqueo camuflado en acuerdos de cooperación?
Al respecto, en algún parte de prensa oficial, puede leerse que Claudio Vidal afirmó: “Estamos dispuestos a trabajar con ustedes”.
Lo que queda por saber es si ese trabajo será en pie de igualdad o con la cabeza gacha ante el nuevo orden impuesto por la devaluación y la urgencia fiscal.
Si en este punto de la columna el buen lector de "Santa Cruz nuestro lugar" me pidiera que pase en limpio las ideas anteriores, le pediría permiso para variar mi registro de escritura y asimismo decir que ¡Estos hijos de la mierda nos volvieron a blindar!
Sí, otra vez el mismo verso, el mismo cuento repetido como si fuéramos giles. No es Navidad, pero lo anuncian como si nos estuvieran regalando el cielo. Nos venden “buenas noticias”, pero la posta es que la inflación está hecha mierda, la devaluación nos pega en la nuca y las reservas que “reforzaron” son en realidad deuda disfrazada de salvación.
Dicen que hay más dólares, pero la guita no es nuestra. Nos prestaron, como siempre. O sea, nuestras reservas ahora son parte de una deuda que sigue creciendo. Y lo peor: lo presentan como un logro. Un delirio. Un país que se cree aislado de todo el quilombo global, mientras la Casa Blanca sigue jugando a ser el patrón del mundo con su guerra arancelaria.
Y nosotros, en una jugada suicida, nos encadenamos al decadente imperialismo yanqui con una sonrisa de oreja a oreja ¡Esto no llega ni a octubre! Dura menos que el blindaje de De la Rúa, y eso ya es decir mucho. De acá a las elecciones van a hacer malabares con los mercados, van a querer tirar magia, lo que sea con tal de zafar.
Y si ganan, claro, ahí sí “van a poder hacer todo”. Chamuyo puro. Por eso hay que salir a romperles el orto en septiembre, en octubre, en cada rincón del país. Basta de esta entrega, de la pasividad, del circo que arman con el sionismo, la masonería, y esa manía de actuar como si esto fuera un teatro ¡Es la hora de terminar con la vergüenza nacional y provincial!
Bueno, ahora sí, dejo el teclado y me voy a saludar al sol y agradecerle al universo.
Por @_fernandocabrera
Comments