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Después de medio siglo, Patio Central baja la persiana en Río Gallegos

  • Foto del escritor: Santa Cruz Nuestro Lugar
    Santa Cruz Nuestro Lugar
  • 18 ago
  • 2 Min. de lectura

Se viene un golpe duro para la ciudad: Patio Central, la tradicional tienda de ropa y calzados ubicada en pleno corazón de Río Gallegos, cerrará definitivamente sus puertas después de 50 años de historia.

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Generaciones enteras pasaron por ahí. Era el lugar donde muchos compraban la pilcha para el laburo, las primeras zapatillas para ir a la escuela o el regalito de cumpleaños de último momento. Patio Central no era solo un local: era parte del paisaje de la ciudad, un rincón que siempre estaba ahí, firme, como un viejo amigo.


El cierre no es solamente la baja de un comercio: es también el final de un punto de encuentro que guardaba recuerdos de miles de vecinos. Y el golpe se siente todavía más fuerte porque, hace apenas unos días, Patio Central despidió a uno de sus emblemas: Juan Carlos Ulloa, histórico empleado de la casa, querido por todos, respetado y reconocido en la comunidad. Su partida dejó un vacío enorme, y ahora, con el cierre del local, pareciera que se nos va de a poquito una parte de la ciudad.


En una comunidad como la de Río Gallegos, que es chica y donde todos nos conocemos, perder un lugar así es perder un pedazo de nuestra identidad. No se trata solo de un negocio que baja la persiana: se trata de recuerdos, de momentos, de historias compartidas. Los que recorrimos sus pasillos sabemos que no era solo cuestión de comprar, era cruzarse con gente, charlar, mirar vidrieras y hasta pasar el rato.


También hay un costado económico, claro: se pierden laburos, se achica el comercio local y crece la competencia despareja con las grandes cadenas o las compras online. Pero lo que más pega es el costado emocional. Porque Río Gallegos no se construye solo con calles y edificios: se hace con lugares como Patio Central, que formaron parte de la vida cotidiana de todos.


Cierra un capítulo, y con él nos quedamos con la nostalgia, pero también con la certeza de haber compartido algo que fue mucho más que un local.

Por @_fernandocabrera

 
 
 

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