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El día que el Papa Francisco afeitó a Borges (¡Sí, posta!)

  • Foto del escritor: Santa Cruz Nuestro Lugar
    Santa Cruz Nuestro Lugar
  • hace 5 horas
  • 2 Min. de lectura

Viste que en la vida hay historias que parecen inventadas, de esas que si te las cuentan en un asado decís "dale, no me chamuyés". Bueno lector de "Santa Cruz nuestro lugar", agarrate porque esta es real y sucedió en la provincia de Santa Fe: el mismísimo Papa Francisco —cuando todavía era Jorge Bergoglio— le afeitó la cara a Jorge Luis Borges.

Repito: Sí, leíste bien. No es un mito urbano ni un sueño lisérgico de los que este humilde redactor suele tener antes de encarar estás columnas.


Corrían los años 1964 y 1965. Bergoglio, que todavía no tenía ni en los planes ser Papa, andaba por la ciudad de Santa Fe como maestrito jesuita. Daba clases de arte, literatura y oratoria en el Colegio Inmaculada, con esa impronta suya tan cercana, tan de hablarte como un par. Y para enganchar un poco más a los pibes, se le ocurrió un plan jugado: invitar a Jorge Luis Borges, el titán de las letras argentinas, a dar un curso sobre literatura gauchesca.


Así fue que Borges —ya bastante disminuido de la vista, pero con toda su lucidez intacta— viajó a Santa Fe, se alojó en el histórico Hotel Ritz y dio clases que después derivaron en un libro llamado "Cuentos Originales", prologado nada menos que por él mismo.


Ahora, lo más increíble viene acá. Un día, antes de una de esas disertaciones, Bergoglio fue a buscar a Borges al hotel. Se metió a la habitación… y no salía más. Pasaba el tiempo y los acompañantes, entre mates y miradas raras, empezaron a preguntarse: "¿Qué onda? ¿Se desmayó alguien ahí adentro?"


Hasta que, al rato, salen los dos, frescos como lechugas. ¿Qué había pasado? Bergoglio le había afeitado la cara a Borges. Así, como lo leés. Tranquilo, sin darle mayor importancia, el futuro Papa explicó: Borges, por su ceguera, no podía afeitarse solo y le pidió ayuda. Y Bergoglio, como buen hijo de la cultura de la solidaridad, se arremangó y se puso a afeitar a uno de los mayores genios de la literatura universal.


Esta escena, para más datos, está recreada en la serie El Papa Francisco (con Rodrigo de la Serna), aunque ahí le cambiaron el escenario: en vez del Ritz, la muestran en los patios del colegio.


¿Querés más perlitas? Durante su estadía en Santa Fe, Bergoglio no solo enseñaba: era un tipo de barrio. Compraba herramientas en la ferretería El Faro, se tentaba con los alfajores de La Montserrat y no le hacía asco a un buen liso bien tirado. Un santafesino más, que años después, ya desde el Vaticano, seguía recordando esos años con un cariño enorme.


¿Te imaginabas a un joven Bergoglio afeitando a Borges en un hotel de Santa Fe? Historias como esta solo demuestran que la realidad por lejos es más pulenta que la ficción.

Por @_fernandocabrera

 
 
 

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