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El maravilloso cuento de la reactivación fresquera en Puerto Deseado

  • Foto del escritor: Santa Cruz Nuestro Lugar
    Santa Cruz Nuestro Lugar
  • 16 jul
  • 3 Min. de lectura

Parece que en Santa Cruz sigue firme el deporte provincial favorito: sacar pecho con anuncios rimbombantes que después naufragan en la marea de la realidad económica nacional y el ajuste local. Esta vez, el capítulo se titula “Reactivación del puerto de Puerto Deseado con fresqueros”, un show que mezcla promesas, sindicalismo funcional y unos chorizos de merluza que, si no fueran tan tristes, darían para sketch de Capusotto.

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En una mesa rodeada de micrófonos y sonrisas forzadas, el gobernador Claudio Vidal y su troupe, con el diputado Santiago Aberastain como vocero de ocasión, anunciaron que ahora sí, ahora resí, Deseado se pone en marcha. ¿La fórmula? Fresqueros, zona secundaria aduanera, gremios portuarios obedientes, Santa Cruz Puede y… magia.


Aberastain se llenó la boca hablando de que Deseado ofrece “garantías” y “previsibilidad” para las empresas. Claro, porque después de barrer con los sindicatos díscolos, meter denuncias penales y cortar cabezas gremiales, todo el que queda tiene una actitud “dialoguista y proactiva”… por miedo o por hambre, no por convicción.


Es fácil decir que no hay conflictos cuando el que protesta termina con una causa federal. Así, cualquiera logra “ordenar la casa”.


Asimismo, se celebra la habilitación de una zona secundaria aduanera como si fuera el Canal de Panamá. Pero más allá del sello burocrático, lo que falta es el contenido: no hay flota comprometida, no hay operadores nuevos confirmados, no hay plan logístico real. Hay un escritorio con resolución, y una montaña de incertidumbre.


Y que no se nos escape este detalle: si el puerto “ahora sí está en igualdad de condiciones con Caleta Paula”, ¿por qué las empresas seguirían eligiendo Caleta, entonces? Porque allá al menos tienen una historia de gestión portuaria seria. Acá recién están sacando el polvo al tinglado.


El “plan maestro” incluye reparar los sitios 3 y 4 del muelle, con una inversión de 20 mil millones de pesos. En este país, eso es como decir “mil millones de dólares” en Monopoly. ¿Ejecución real? ¿Fondos garantizados? ¿Plazos? Nada claro. Ya vimos mil veces el mismo libreto: se anuncia, se aplaude, se inaugura el obrador… y después queda el cartel solito con la foto de campaña.


“Estamos capacitando”, dice Aberastain, como si eso fuera empleo. Pero la temporada de langostino congelado no arrancó, y las plantas siguen con actividad mínima. Se prometen oficios para empacar pescado fresco, pero sin barcos que descarguen, el pescado es de plástico y el afilador se queda sin cuchillo.


La frutillita del postre es la empresa “Santa Cruz Puede”, que según el relato “privado en su gestión y público en su objetivo” (o sea, una pyme estatal camuflada), ahora articula, compra, asesora y te mete un chori de merluza entre las nalgas como solución al desempleo.


¿El desarrollo pesquero se mide en hamburguesas de pescado? ¿Ese es el horizonte productivo? ¿Un ministerio celebrando una medallita rebosada mientras la provincia se achica a pasos agigantads?


¿La estrategia? Puro acting

Dicen que “Estado y sindicatos son socios estratégicos”. Pero el socio fuerte ya se sabe quién es. El resto acompaña, calla, o se va al mazo. Y mientras tanto, la inflación destroza los ingresos, las inversiones reales no aparecen y los jóvenes siguen migrando porque el laburo genuino no llega con anuncios en Radio Provincia, sino con políticas concretas, sostenidas y participativas.


Conclusión: Deseado no se rinde, pero lo están bicicleteando. Con anuncios de cartón, obras que aún no empezaron, gremios alineados a la fuerza y chorizos de merluza como símbolo de una estrategia de desarrollo, el gobierno de Vidal vende épica con saldo negativo. El puerto se reactivará, quizás. Pero no por estos titulares, sino si alguna vez dejan de mentirse entre ellos y empiezan a escuchar al que de verdad la rema.

Por @_fernandocabrera

 
 
 

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