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El mileismo busca asesinar a los que no producen

  • Foto del escritor: Santa Cruz Nuestro Lugar
    Santa Cruz Nuestro Lugar
  • 2 sept
  • 2 Min. de lectura

El problema no es Milei como persona. ¿Está loco? Sí, está de manual, lo debería atender un psiquiatra y no gobernar un país. Pero ojo, quedarse en la lectura del loquito suelto es quedarse corto. Acá el quilombo no es él, sino el mileismo: esa máquina liberal que te vende humo de “libertad” mientras te corta el aire para respirar.

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Porque no nos confundamos, che. Esto no es el capricho de un presidente con la mecha corta: es el liberalismo en acción, el dogma de que valés lo que producís. Si no producís, si no entrás en la lógica del mercado, sos descartable. Y lo estamos viendo en tiempo real.


¿Ejemplos? Los enfermos de cáncer que ya se nos murieron porque el Estado decidió que el remedio era “caro”. Sí, así, sin vueltas. Gente que tenía nombre, familia, vida, sueños, y que ahora no está más porque la política pública decidió que eran un gasto. Lo mismo pasa con los pibes con discapacidad, con los jubilados que no llegan a fin de mes, con las familias que tienen que salir a cortar la calle para que el Estado los mire.


El mileismo no te viene con balas ni con garrote: te mata de abandono. Te mata de indiferencia. Te mata porque no le servís al Excel. Y eso es lo más perverso de todo: te asesina sin mancharse las manos, te deja morir en la fila de un hospital, en el frío de la calle o en la desesperación de no tener un mango para el tratamiento.


Y mientras tanto, ellos te hablan de “libertad”. Libertad de mercado, libertad del patrón, libertad del que tiene guita para elegir. Pero ¿qué libertad tiene el que está en cama enchufado a una máquina? ¿Qué libertad tiene la madre que se rompe el alma para que su hijo discapacitado tenga un futuro? ¿Qué libertad tiene un jubilado que tiene que decidir si come o compra remedios?


Esa es la lógica del mileismo: si producís, vivís; si no, te dejan pudrirte. Un darwinismo social mal disfrazado de ideología libertaria. Y lo digo sin eufemismos: es un proyecto de exterminio, un “que se mueran los que no sirven”, pero con corbata y cadena nacional.


Y que quede claro: este redactor de Santa Cruz nuestro lugar no viene a decirte que votés al kirchnerismo, que te hagás peronista de la noche a la mañana, ni que te pasés a la izquierda. No. No va por ahí. Lo que te digo es otra cosa: que te cuestiones, que entiendas que meter un voto en la urna no es un chiste, es cosa seria. Muy seria. Porque de ese voto depende si mañana tenés un Estado que te cuida o un Excel que te descarta.

Por @_fernandocabrera

 
 
 

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