El torneo Picantes del Sur reunió a legendarias figuras del vóley santacruceño
- Santa Cruz Nuestro Lugar
- hace 2 días
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El Club Social, Cultural y Deportivo Picantes del Sur encendió este fin de semana un fuego sagrado: el del reencuentro, la pasión y la mística de un deporte que en Río Gallegos no se rinde, no envejece y no olvida. Con el cierre del torneo que comenzó en junio, y que incluyó tanto el Maxivóley +35 como la categoría mixta “Nahiara Pérez”, la cancha se convirtió en un verdadero santuario donde el pasado y el presente se abrazaron en cada jugada.

La convocatoria fue monumental: participaron 26 equipos distribuidos en diferentes ramas y categorías. En la rama mixta Primera compitieron 7 equipos, mientras que la rama mixta Promocional reunió a otros 6. La categoría mixta general alcanzó los 13 equipos, al igual que el +35, que tuvo una nutrida presencia con 13 elencos divididos entre la rama masculina (6 equipos) y la femenina (7 equipos). En total, más de 300 jugadoras y jugadores se sumaron a esta verdadera fiesta del vóley santacruceño.
Gracias al torneo +35, volvieron a calzarse la camiseta y pisar fuerte en la cancha figuras emblemáticas de la gloriosa historia del vóley provincial, tanto del circuito femenino como del masculino. Nombres que despiertan respeto, admiración y memoria: Verónica Mayeste, referente indiscutida del juego limpio y la entrega; Fabiola Vera, símbolo de garra y técnica depurada; y en el plano masculino, verdaderos próceres del deporte local como Juan “Pope” Gómez, con su potencia intacta; Javier "Pototo" Podestá, siempre temible en ataque; Carlos Díaz, sólido y respetado en cada rincón de la red; y Hugo Marín, cuya experiencia sigue siendo escuela para los más jóvenes.

Durante jornadas atravesadas por el sudor, la emoción y la magia del reencuentro, la cancha se volvió un templo. Allí, entre bloqueos imposibles, defensas épicas y abrazos que no necesitaban palabras, se tejió un puente entre generaciones. Las figuras que alguna vez hicieron vibrar gimnasios enteros regresaron con la misma pasión, dejando claro que la memoria no se archiva: se juega, se canta y se celebra.
Y si algo terminó de darle un pulso emocional único al evento fue el torneo de la categoría mixta, que llevó con orgullo el nombre de "Nahiara Pérez". Su recuerdo, presente en cada punto, le dio sentido profundo a todo. No fue solo una placa ni un nombre en el fixture: fue una forma de decir que hay recuerdos que trascienden la ausencia, que hay nombres que se convierten en faro, impulso y bandera para la juventud deportiva. Nahiara estuvo ahí, en el alma del juego, latiendo entre risas, abrazos y puntos inolvidables.
La categoría +35 fue mucho más que una franja etaria: reivindicó la vigencia de quienes siguen encontrando en el vóley un canal de salud, pertenencia y vínculo social. Picantes del Sur rompió el molde y demostró que las jugadoras y los jugadores de vóley no tienen fecha de vencimiento: se trata de pasión, memoria y comunidad.
Desde las tribunas, familias enteras acompañaron con entusiasmo. Viejos rivales devenidos en cómplices, vecinos que se reencontraron con su historia, niños y niñas que escucharon por primera vez los apellidos que alguna vez fueron bandera. Todos formaron parte de este rito que deja una certeza: en Santa Cruz, el vóley sigue vivo, vibrante y con mucho por dar.
Gracias a iniciativas como esta, el futuro se construye sobre raíces profundas. Con juego limpio, memoria activa y corazón encendido, este torneo dejó una huella imborrable. Porque cuando el vóley se hace con alma, cada punto vale por mil.
Por @_fernandocabrera
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