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La salud pública en terapia intensiva: congelan paritarias, recortan extras, y preparan una reforma laboral

  • Foto del escritor: Santa Cruz Nuestro Lugar
    Santa Cruz Nuestro Lugar
  • 28 ago
  • 2 Min. de lectura

El debut de la Ministra de Salud y Ambiente de Santa Cruz, Dra. María Lorena Ross, no fue con red carpet ni sorbetes de bienvenida. Esta médica cirujana, exdirectora del Hospital Distrital de Puerto Deseado, se estrenó con tijera afilada: puso topes a las horas extras y recortó más de 2.800 millones de pesos al presupuesto de Salud provincial. Y como si fuera poco, en la paritaria del segundo trimestre, los sindicatos amigos del oficialismo aceptaron congelar el valor de las horas extraordinarias hasta 2026 —una verdadera licuadora salarial: la inflación sigue subiendo, pero el laburo extra queda al precio del año pasado.

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Pero la saga del ajuste no se termina ahí. El Ministerio siguió metiendo mano, sacando resoluciones ad hoc por fuera del ámbito paritario, de las comisiones y del Convenio Colectivo de Trabajo de Salud. Te limitan las guardias, te ponen cupos y arreglan todo como si fuese “ajuste técnico”, cuando en realidad es un golpe directo al bolsillo de médicos, enfermeros, camilleros, administrativos y todo el personal que sostiene la salud pública santacruceña. El malestar ya se siente en los pasillos de los hospitales y centros de salud, donde crece la bronca por lo que no es solo una firma en un papel, sino un ajuste brutal sobre los salarios y las condiciones laborales.


Lo que se ve clarito es esto: quieren meter un ajuste por doble vía —congelan paritarias y recortan extras— y de yapa, tantean una reforma laboral de hecho, degradando acuerdos firmados y borroneando facultades de las paritarias. En criollo: Ross debuta haciendo los deberes del ajuste y la bronca ya hierve en los pasillos de los hospitales.

Desde la óptica económica, el trasfondo de este movimiento es todavía más preocupante. El gobierno mileísta de Vidal busca mostrar superávit en las cuentas públicas para congraciarse con Nación y con los mercados, pero lo hace a costa de recortar servicios esenciales que sostienen la vida cotidiana de la gente. No es solo la salud: en educación se frenan programas, se congelan cargos y se deja caer la infraestructura escolar; en obra pública se paralizan proyectos básicos en hospitales, rutas y escuelas; en cultura y deporte se desarman programas comunitarios que eran contención para los pibes; y la Caja de Servicios Sociales sigue en terapia intensiva, con prestaciones limitadas y deudas a prestadores que dejan a los jubilados a la deriva. Lo que el oficialismo vende como orden fiscal en realidad es un superávit trucho: no nace del crecimiento, ni del trabajo, ni de una recaudación genuina, sino de pasarle la tijera al gasto social y trasladar esos costos al bolsillo de cada vecino. En otras palabras, el Estado se corre, la gente paga, y lo que se maquilla como virtud en el Excel es en realidad un retroceso brutal en derechos. Números verdes en las arcas de Vidal, pero la vida de la mayoría cada vez más en rojo.

Por @_fernandocabrera

 
 
 

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