¿Qué pasa cuando el sistema educativo fracasa y nos devuelve haters marginales?
- Santa Cruz Nuestro Lugar

- 23 jul
- 2 Min. de lectura
¿Viste cuando te dicen que hay gente que nació para el meme? Bueno, ese es Jairo. Jairo Henoch Guzmán, libertario de ocasión, santacruceño renegado, cruzado anti-Estado, fan del recorte y del mérito individual (que en su caso brilla por su ausencia)… que, para sorpresa de algunos y risa estruendosa de muchos, terminó el secundario gracias a una política pública peronista. Sí, querido lector de "Santa Cruz nuestro lugar". El paladín del "sálvese quien pueda" se salvó gracias al Estado, es decir: nosotros.

Y no con cualquier plan, eh. Con el FINES. Sí, el estúpidamente sensual Plan FINES, pensado para quienes habían abandonado la escuela por distintos motivos. A Jairo le calzó como anillo al dedo: un título técnico de Maestro Mayor de Obras conseguido en cuotas, como el lavarropas del Garbarino, pero con boleta oficial, sello, firma y promedio final de 6,79 (¡Seis con 79, y luego 24 años, el culiau!). O sea, “pasaste de ojete nomás”.
Y sin embargo, ahí lo tenés. Con título técnico y todo. Capaz de firmarte un plano, calcular estructuras o proyectar tu rancho. ¿Y qué? ¿Le vas a confiar la obra a un tipo que odia el Estado pero aprendió a calcular cargas gracias a una política de inclusión educativa? ¿Qué pasa cuando el que repite como loro "viva la libertad, carajo" se formó gracias al mismo Estado al que quiere dinamitar?
Hay algo que no cierra: la brutal paradoja de un sistema que logra reinsertar a quienes luego lo desprecian con saña. ¿Qué pasa cuando la escuela no logra formar ciudadanos críticos sino resentidos sin brújula? ¿Qué estamos haciendo mal cuando un pibe que volvió al aula por un derecho termina transformado en influencer del odio y la antipolítica?
Porque no es solo Jairo, ¿eh? No es solo este meme con patas. Hay cientos, miles de jóvenes que pasaron por la escuela —¡o que la escuela dejó pasar!— sin haber tocado ni de refilón la empatía, el pensamiento crítico, la historia reciente o la noción básica de comunidad. ¿Qué sociedad formamos si cada Jairo que egresa lo hace odiando a sus compañeros de aula, a los docentes, a los que menos tienen, a todos los que no son como él?
Y mientras tanto, él sigue. Desde su escritorio de funcionario del estado, con el casco blanco de maestro mayor de obra en la repisa y la biblia liberal bajo el brazo, tuiteando contra las minorías y los planes. Porque así son las cosas en este sur del sur: se putea al sistema con el que uno se llenó la panza. Se reniega del puente que te salvó del río.
Pero no importa, Jairo. Lo importante es que lo lograste.
Y como diría una tía de Punta Arenas, con la resignación de quien ya lo vio todo:
“aunque sea de puro porfiao, el cabro igual llegó a la meta”.
La pregunta ahora es: ¿a qué costo? ¿Y con qué futuro?
Por @_fernandocabrera










Comentarios