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Revistas políticas que marcaron los '80 Santa Cruz

  • Foto del escritor: Santa Cruz Nuestro Lugar
    Santa Cruz Nuestro Lugar
  • 15 sept
  • 3 Min. de lectura

En la capital santacruceña, allá por los primeros años de los ’80, cuando la dictadura empezaba a aflojar la rienda y el país se preparaba para volver a meter la boleta en la urna, el papel impreso se volvió un ring político de aquellos. No hablamos de los diarios de siempre, sino de las revistas y semanarios que brotaron como yuyos después de la tormenta: Tribuna Santacruceña, Tesis, Cuestiones de Río Gallegos, Correo Austral y El Diario de Santa Cruz. Cinco publicaciones que pusieron la pluma donde dolía, y que hoy cuentan cómo se cocinaba la rosca local en plena transición democrática.

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Por un lado estaba "Tribuna Santacruceña". De arranque frontal, esta publicación hizo de las denuncias su marca registrada. Con Roberto Simonelli al timón, la revista se plantó contra el gobierno provincial de Arturo Puricelli y bancó, en cambio, a la Casa Rosada radical. En abril/mayo de 1985 tiró un título que todavía hace ruido: “El palo verde no aparece… y de paso nos querellan”, en referencia a la defraudación al Banco Provincia de Santa Cruz. El estilo era bien de choque: lanzaban una denuncia, les metían una querella, y en la edición siguiente redoblaban la apuesta con la “persecución” como bandera.


En 1986, buscando zafar del ahogo publicitario que le hacía el PJ provincial, intentó agrandarse y pasó a llamarse Tribuna Patagónica. Duró lo que duró la guita: un suspiro.


En la vereda de enfrente jugaba "Tesis", que desde marzo de 1987 no dudaba en clavar tapas con títulos como “Santa Cruz: peligran los sueldos” cuando la crisis por las regalías petroleras empezó a sacudir los pagos. Su postura era clarita: apoyaba al gobierno provincial y le daba con un caño al nacional. Con los años también se metió en la interna peronista: tiraba guiños al cafierismo mientras el gobernador se recostaba con Menem. En 1988, con la soga al cuello por la falta de mango, la revista quiso regionalizarse y abrirse al resto de la Patagonia, aunque todas las provincias andaban igual de secas.

(Fotografías: Gentileza Alejandro Ampuero)


Más veterano, "Cuestiones de Río Gallegos" apareció en 1981, todavía bajo el Proceso. Desde el arranque se la jugó con periodismo crítico y durante la Guerra de Malvinas se topó de frente con la censura. En junio de 1982 dejó de salir para no comerse el bozal, y recién volvió en octubre de ese año, ya envalentonado por la apertura que se venía. Con la democracia asomando, varios de sus integrantes se jugaron políticamente en el Partido Intransigente.


Más fugaces, pero parte del paisaje ochentoso, "Correo Austral" y "El Diario de Santa Cruz" intentaron subirse a la ola de publicaciones políticas. Les duró poco, pero dejaron estampado el clima de época: crisis fiscal, internas partidarias y la bronca creciente de los estatales que más tarde terminaría en huelgas, piquetes y, al final, en la caída del gobernador Ricardo del Val en 1990.


El telón de fondo de todas estas publicaciones fue lo de siempre: la fragilidad de la economía provincial. Con una estructura atada a las regalías petroleras y al empleo público, Santa Cruz estalló en 1987 cuando se retrasaron los sueldos por primera vez. Revistas como Tesis advirtieron el “descalabro social” que se venía, mientras Tribuna prefirió enfocarse en la corrupción y en denunciar los manejos del oficialismo.


Hoy, rescatar esas revistas no es boludez: muchos números andan desperdigados en colecciones privadas, algunos escondidos en el archivo municipal y otros se perdieron para siempre. Pero lo que quedó de esas páginas sigue siendo un testimonio sin maquillaje: la pelea por la pauta, las internas del PJ, la rosca radical, la bronca de los estatales, la estafa al Banco Provincia y el pulso de una Santa Cruz que se jugaba el destino entre la democracia recién recuperada y la crisis que ya venía pisando fuerte.


Y si uno se da el lujo de jugar al “qué pasaría si”, imaginar esas revistas opinando hoy no es tan loco. Tribuna seguiría con los tapones de punta contra la caja provincial y el carácter errático de los petrokas primero quieren que se vaya YPF y ahora que vielva; Tesis, bien pautera, bancaría a la gestión de Vidal; Cuestiones mantendría la rebeldía y se pondría del lado opositor; y los más breves, Correo Austral y El Diario, reflejarían la coyuntura con títulos de alerta sobre sueldos, déficit e inflación.


Al final, la película sería la misma con otros protagonistas: oficialismo buscando respaldo mediático, revistas opositoras haciendo del escándalo su bandera y semanarios que sobreviven entre la pauta y la crítica.

Con esta humilde columna de Santa Cruz nuestro lugar, el querido lector puede ver que ayer como hoy, seguimos escribiendo la historia política, con los mismos tópicos, indicando así que en las urnas tendemos al eterno retorno (Ruido de mate).

Por @_fernandocabrera

 
 
 

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