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¿Y si a las mujeres no se les canta parir para el sistema?

  • Foto del escritor: Santa Cruz Nuestro Lugar
    Santa Cruz Nuestro Lugar
  • 10 jun
  • 3 Min. de lectura

El gobierno de Javier Milei, bien a lo conservador y con ganas de que nazcan pibes y pibas, le está metiendo pata a un montón de iniciativas para que las minas tengan muchas bendis. Esta movida viene por la preocupación de que no hay suficientes críos en el país, y la ven como un tema de números más que de lo que cada uno quiere hacer con su vida. Si bien no largaron ningún plan a nivel nacional que te dé guita de una por tener hijos, sí se ven las señales y los discursos que apuntan a eso, como la idea de un "premio" para las que se animen a ser madres.

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A nivel de las provincias, algunas ya se están moviendo o pensando qué hacer. Por ejemplo, a Catamarca la tiraron en la mesa de los debates públicos por posibles incentivos o programas para bancar la maternidad. Y lo mismo pasa en otras provincias como La Rioja y Salta, que también mostraron interés en buscarle la vuelta para que suba la natalidad. Obvio, los detalles de cómo lo implementan pueden ser distintos en cada una. Estas movidas provinciales, muchas veces, buscan complementar lo que hace la Nación o cubrir esos huecos donde sienten que no hay suficiente apoyo a las familias.


Hace no tanto, acá en "Santa Cruz nuestro lugar", abordamos la temática tras la sarta de boludeces que Milei dijo en el foro de Davos. En dicha columna planteábamos que esa suerte de discurso dejaba a la Argentina cada vez más cerca de la novela "El cuento de la criada", de la autora Margaret Atwood, pero versión argenta y con inflación. Un gobierno que se autodefine como libertario, pero que frente a la libertad sexual y reproductiva se pone re conservador y quiere meter mano. En vez de preguntarse por qué la gente no quiere tener hijos, o no puede, o no se lo permite este contexto de precariedad absoluta, salen a ofrecer guita. Lo más insólito: siempre creyeron que la gente tenía hijos por un plan social... y hoy ofrecen justamente eso, uno nuevo, para que los tengan.


Lo tremendo es que este razonamiento no es nuevo. Es parte de una mirada reelitista y despectiva sobre los barrios populares, donde cualquier decisión que no entienden —como embarazarse joven o, ahora, no hacerlo— se explica desde el prejuicio: “seguro es por guita”. No se les cruza por la cabeza que la sociedad ya aprendió a decidir, que las mujeres no mueren por abortos clandestinos, que acceden (cuando pueden) al sistema de salud, que conocen sus derechos y eligen. Eligen estudiar, trabajar, no tener hijos, o sí, cuando quieren, como pueden, como deciden. Es eso lo que está bajando la natalidad: conciencia, no desidia.


Pero, claro, para gobernar en serio habría que garantizar salud pública, ESI, trabajo digno, tiempo, cuidados, vivienda, proyectos. ¿Y eso? Es más difícil que tirar un bono y esperar que la gente responda como ganado.


Mientras tanto, programas clave como la Educación Sexual Integral están por el piso, vaciados, abandonados, dejados a la buena voluntad de docentes. Las tasas de ITS (infecciones de transmisión sexual) siguen creciendo. Y encima tenemos que fumarnos que nos subestimen, que crean que con un poco de marketing emocional van a tapar la inoperancia política y la crisis estructural que ellos mismos profundizan.


La baja natalidad no es un problema. Es una señal de que la gente piensa. Lo que sí es un problema es que gobiernen como si estuviéramos en una distopía donde el cuerpo de las mujeres (y de las disidencias también) sigue siendo territorio del Estado, del mercado y del cálculo fiscal. ¡Así no, che!

Por @_fernandocabrera

 
 
 

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