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Bolas de Frayle: El rock del sur no pide permiso

  • Foto del escritor: Santa Cruz Nuestro Lugar
    Santa Cruz Nuestro Lugar
  • hace 9 horas
  • 3 Min. de lectura

Hay bandas que nacen para llenar estadios y otras que existen como antídoto contra la comodidad. Bolas de Frayle es de estas últimas. No fueron concebidos para ser ídolos de póster ni banda de sonido de comerciales de birra. Nacieron como una necesidad urgente, casi biológica, de decir algo cuando no había nadie escuchando. Río Gallegos, 1986: tres tipos desafinando en un garaje.

“...a fines de 1986 entre acordes mal tocados y sueños alimentados por el mejor momento de nuestro rock nacional”, escribieron alguna vez en su Facebook. Y es exactamente eso. Un parto a lo Lou Reed en Río Gallegos, una epifanía suburbana con aroma a cuaderno de letras tachadas y birra tibia sobre el ampli.


Nacieron cuando Charly rompía pianos y Los Redondos empezaban a sentirse incómodos con su propia leyenda. Mientras todo eso pasaba allá arriba, Bolas de Frayle fue gestando algo en silencio, a fuerza de voluntad y distorsión, siendo quizás la primera banda en llevar el reggae y el ska a Río Gallegos… antes de volverse, inevitablemente, una máquina de rock con espíritu callejero.


El alma mater es Néstor “el Cabe” Reynoso, guitarra y voz, quien alguna vez lo dijo sin vueltas: “Mi vida es Bolas de Frayle. Todo lo que es musical en mi vida pasa por ahí”. En la foto de su génesis podemos ver a su lado, al histórico Oscar Yantorno en bajo, Jorge “Morocco” Navarro en batería, y en los últimos años, el invitado habitual Mario Avendaño como bajista. En sus filas han pasado también Rubén Cárdenas, Santiago González, Fabián Pérez, José Cisternas… todos dejaron algo, todos fueron parte de la misma escena subterránea sureña que no siempre sale en los libros, pero que existe, vibra y persiste.


La banda vivió varias vidas. Tocaron en todo lo que se podía tocar: Rock Bajo Cero, Rock Industrial, aniversarios de la ciudad en los ‘80, ferias, pubs, el Teatro Municipal, festivales juveniles, la Casa de la Juventud, Canal 9, hasta en un pub de Rosario llamado “La Comuna”. No había escenario que no pisaran, y cuando lo hacían, dejaban una marca.


Después de años de tocar en vivo y de discos que quedaron como maquetas inconclusas (Aike Kmelesen, Coleccionando Vicios), recién en 2011 grabaron Casi Normal, un álbum que resume todo lo que son: rock, carne viva, Patagonia, ironía, ternura, distorsión. Grabado en El Calafate y masterizado en Buenos Aires, es un disco que suena como el viento de Gallegos cuando se cuela por debajo de la puerta: insistente, seco, sin pedir permiso.


Canciones como “Voy a viajar solo”, una joyita que puede encontrarse en YouTube, condensan su estilo: riff ganchero, voz rasposa, letra que camina entre la melancolía y la declaración de principios. El tipo de tema que en cualquier otro lado sería mainstream, pero acá abajo sigue siendo un secreto a voces ¡Nuestro secreto a voces!


En 2016 cumplieron 30 años, y lo celebraron como corresponde: tocando. No con nostalgia, sino con la vitalidad de quienes no tienen nada que demostrar. Porque lo que sostiene a Bolas de Frayle no es el hit radial ni la industria. Es otra cosa. Es comunidad, es calle, es resistencia estética.


Y volvieron. En 2024 se los vio otra vez en los escenarios gracias al FEPCA Festival, como si el tiempo no hubiera pasado. No como un revival, sino como una reafirmación: estamos acá, seguimos vivos, y todavía tenemos algo que decir.


A ver, repasemos. Líneas atrás dijimos que en la primera formación tenía al Cabe Reynoso (guitarra y voz), Morocco Navarro (batería) y Oscar Yantorno (bajo). Luego fueron pasando otros amigos músicos bajistas: Mario Avendaño, Alexis Nascimento, y Cristian Oliva, hasta que a partir de 2005 ingresa Riki Ojeda en batería y Luciano Alleva en bajo, formación que hasta hoy integra Bolas de Frayle. Y son, ni más ni menos, la banda con más trayectoria del rock local. Este humilde redactor de Santa Cruz nuestro lugar hacía cuentas el otro día: si en 2016 cumplieron 30 años, ¡el año que viene cumplirán 40! Y los vamos a encontrar ahí, firmes: ¡haciendo rock riogalleguense, papá!

Por @_fernandocabrera

 
 
 

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