En un salvaje ecosistema en donde los gigantes corporativos controlan los derechos de transmisión y monetizan el deporte, surge un joven mendocino que desafía las reglas. Ezequiel Ponce, de 23 años, se ha convertido en el "Robin Hood digital" de nuestro tiempo, y su historia nos lleva a reflexionar sobre la ética y la propiedad intelectual.
Ezequiel, conocido en el mundo digital como Kahsad, no es un nombre que resuene en los titulares, pero su impacto es innegable. A través de la página web "Fútbol Libre", millones de argentinos accedían a partidos de distintas competencias sin costo alguno. ¿Cómo lo lograba? No como un creador, sino como un hábil navegante de enlaces. Ezequiel encontraba los links de los partidos y Fútbol Libre los compartía con el mundo. No era el creador, pero sí el facilitador.
La ley de propiedad intelectual, la misma que lo llevó tras las rejas, es ambigua. ¿Cuándo se cruza la línea? ¿Es el delito solo monetario o también conceptual? Ezequiel, en su declaración, afirmó que lo hacía como un desafío personal, como un hobby. Monetizaba, pero no de manera significativa. ¿Es un héroe o un villano? La respuesta no es sencilla.
Fernando Madeo Facente, abogado de Ezequiel, luchó por su liberación. Argumentó que no había riesgo de fuga y que el joven tenía arraigo en Mendoza. El Juzgado de Garantías compartió su visión: la detención no tenía sentido. Ezequiel, como Robin Hood, no robaba a los ricos para dárselo a los pobres, pero sí democratizaba el acceso al deporte.
Ezequiel Ponce, el mendocino detrás de Fútbol Libre, nos recuerda que la tecnología puede ser un arma de igualdad. ¿Es un pirata o un visionario? Quizás sea ambas cosas. Como Robin Hood, su legado trascenderá las leyes y nos hará cuestionar qué es justo en un mundo digital desigual. Por mí parte, como humilde redactor de "Santa Cruz nuestro lugar", puedo decir que Ponce no es el tipo de delincuente al que quiero ver tras las rejas.
Por @_fernandocabrera
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