Juego de Tronos en Santa Cruz: el invierno llegó al bloque SER
- Santa Cruz Nuestro Lugar

- 10 may
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En Westeros, las alianzas duran menos que un sueldo hasta fin de mes. Esta semana, la Legislatura se convirtió en el escenario de una guerra palaciega digna de Game of Thrones, con Fabián Leguizamón interpretando el papel del lord traicionado que, de repente, se quiere poner la armadura de justiciero. ¿El problema? Hasta ayer nomás estaba brindando con los mismos señores feudales que hoy denuncia.

Como en los Siete Reinos, todo gira en torno al poder. No hay dragones —aunque algunos funcionarios tiran fuego por la boca—, pero sí hay un juego de tronos criollo donde los cargos, los contratos y los viáticos valen más que cualquier promesa de campaña. Claudio Vidal, el hombre que llegó como outsider y prometió barrer con las mañas de la política tradicional, ahora ve cómo su propio bloque se descompone como el Consejo Real tras la muerte de Robert Baratheon.
Leguizamón, nuestro Tyrion Lannister provinciano (aunque sin su astucia), salió a romper lanzas contra sus exaliados, acusándolos de comportarse como nobles caprichosos. Pero no olvidemos que él mismo fue la mano del rey durante un año y medio, aprobando presupuestos que incluían esos "beneficios feudales". ¿Qué cambió? Que ahora lo dejaron afuera del banquete.
Como en King's Landing, los jugadores de esta trama no tienen ideología sino estrategia. Hoy son aliados, mañana enemigos. Los diputados oficialistas se agruparon cual familia Stark para mostrar unidad, pero el mensaje no fue de defensa del pueblo, sino de defensa propia: lo acusaron al vice de operar en las sombras, de vaciar estructuras y de usar el poder como si fuera el trono de hierro.
Mientras tanto, los verdaderos plebeyos —la ciudadanía— miran la escena con una mezcla de resignación y rabia. Porque si bien no hay caminatas de la vergüenza como en Desembarco del Rey, sí hay una sensación colectiva de estafa: los que iban a desterrar la vieja política ahora están más ocupados en sus internas palaciegas que en gobernar una provincia donde la gente apenas llega a fin de mes.
El invierno ya llegó a la política santacruceña. Pero no es el climático: es el invierno del desencanto.
Por @_fernandocabrera




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